HAY UNA SOLUCIÓN

HAY UNA SOLUCIÓN
Oración de la Serenidad: Dios concédeme SERENIDAD para aceptar las cosas que no puedo cambiar… VALOR para cambiar las que puedo… y SABIDURIA para reconocer la diferencia…

16.5.13

Mi vocabulario, reflejo de mi recuperación.


Mucho se habla del vocabulario que debemos utilizar cuando nos expresamos en las reuniones de AA. Existen opiniones diversas con respecto a este tema. Algunos plantean que el vocabulario responde a distintas culturas y a diferencias generacionales. Otros tienden a pensar que el podio debe ser un medio para que el alcohólico haga una catarsis y se despoje de sus cargas emocionales a través de un lenguaje “pueblerino”; que el narrar las experiencias de manera realista requiere que el vocabulario sea callejero, para así lograr mayor impacto en el que escucha. Hay quienes usan palabras y expresiones fuertes para darle énfasis a sus planteamientos.

Independientemente de las justificaciones que puedan existir para el empleo de palabras y frases vulgares al hablar, lo cierto es que el llamado que me hace el programa de AA mediante la práctica de los 12 pasos es al cambio. Estos cambios, según el programa y su literatura, son cambios de actitudes, de conducta, de mentalidad, de visión y de todo aquello asociado al mundo del alcoholismo.

Los tres primeros pasos de AA me sugieren aceptar mi incapacidad para controlar la bebida, convencerme de que sólo un Poder Superior me puede devolver el sano juicio, y que debo poner mi vida y mi voluntad al cuidado de Dios. Luego, al llegar al cuarto paso, debo evaluar mis debilidades y defectos y trabajar para eliminarlos. Entre las manifestaciones de debilidad o defectos de carácter pueden incluirse las blasfemias y el lenguaje soez. Sin la aceptación y la disposición para eliminar estos defectos, difícilmente logro reflejar la transformación que el proceso de recuperación representa. Por otra parte, un lenguaje vulgar puede ser una barrera para que la espiritualidad germine y se desarrolle en mi vida.

Como miembro agradecido de AA, debo demostrar que el programa no sólo me ha propiciado el dejar la bebida, sino que debo reflejar cambios en aquellos aspectos significativos de la vida como el amor y el respeto hacia los demás. Un cambio trascendental e imprescindible para la sobriedad es desinflar el ego y adoptar paulatinamente la humildad.

Usar palabras chocantes en mi vocabulario puede ser interpretado como falta de domesticación del ego, o como un acto de machismo, inseguridad o arrogancia. Su impacto puede ser negativo hacia los demás y para la persona que se expresa. Debo recordar siempre que las relaciones públicas de AA se realizan a través de la atracción y no la promoción, como lo establece nuestra Undécima Tradición. Por lo tanto, mi conducta, incluyendo mi manera de hablar, debe constituir un modelo a imitar por aquel que se interese en conocer el programa y lograr la sobriedad.

Según mi apreciación personal, hablar de manera vulgar, en el idioma que sea (algunos en nuestra isla optan por el inglés), puede obstaculizar la recepción de un buen historial o del mensaje de Alcohólicos Anónimos, y no es congruente con los propósitos de nuestro programa, en particular la parte espiritual, que es el máximo guardián de mi sobriedad.

Eladio M., Grupo La Fe de Caguas, Puerto Rico.
Extraído de: La Viña Marzo/Abril 2004