VIGILAR LA IRA Y LOS RESENTIMIENTOS
La hostilidad, el resentimiento, la ira, cualquiera que sea la palabra que usted utilice para describir este sentimiento, parece tener una estrecha relación con la intoxicación y probablemente una relación aún más profunda con el alcoholismo. Los científicos dicen que los alcohólicos al estar borrachos pueden expresar su ira con fuerza y libertad, que cuando están sobrios.
Un estudio experimental entre alcohólicos concluyó que los resentimientos pueden crear en la sangre de los alcohólicos una cierta condición de incomodidad que se desvanece con una borrachera.
No parece existir ninguna duda que la ira es un estado natural que ocurre en el animal humano de vez en cuando. La ira hacia ideas abstractas tales como la pobreza, la enfermedad y la injusticia ha producido indudablemente cambio y mejoras en diversas culturas. Pero tampoco pude negarse que los asaltos violentos o verbales cometidos bala la ira excesiva son deplorables y le hacen daño a la sociedad como un todo, tanto como a los individuos. Por ello muchas religiones y filosofías nos urgen a liberarnos de la ira para poder hallar una vida más feliz.
Un gran número de personas tienen la certeza de que reprimir la ira es inconveniente para la salud emocional, de que debemos dar rienda suelta a nuestra hostilidad de alguna forma, o de lo contrario podría envenenar nuestro interior haciéndonos volver esa ira hacia nosotros mismos, y conduciéndonos a una profunda depresión.
Los alcohólicos recuperados hemos encontrado algunas formas mucho más satisfactorias que la bebida para manejar este tipo de problema. Antes daremos una lista de formas y matices que puede presentar la ira en algunas ocasiones:
Intolerancia Vanidad Tensión Desconfianza Desprecio Rigidez Sarcasmo Ansiedad Envidia Cinismo Autocompasión Sospechas Odio Descontento Malicia Celos
Tal vez el Miedo también debería de estar en esta lista, ya que muchos de nosotros creemos que la ira es frecuentemente una manifestación de temor.
Para nosotros, toda situación de la ira es autodestructiva, porque nos puede conducir nuevamente a la bebida. Pero repetidamente, con el solo hecho de ponernos a considerar el refrán “VIVE Y DEJA VIVIR”, se aplaca nuestro temperamento, o podemos cambiar repentinamente a una actividad que no tenga nada que ver con la fuente de nuestra ira, como escuchar nuestra música favorita, o hacer algún ejercicio físico.
Para muchos de nosotros, el meditar las ideas de la ORACIÓN DE LA SERENIDAD desvanece por completo nuestra hostilidad. Generalmente, cualquier cosa que nos haya puesto en ese estado nos parece algo que no podemos posiblemente controlar o cambiar, por consiguiente, lo más sensato y maduro que podemos hacer es simplemente aceptarlo, en vez de ponernos a hervir interiormente o disponernos a beber .
Hay ocasiones en que no podemos tratar con un resentimiento antiguo, sino con una rabia repentina y avasalladora. En tal caso, el PLAN DE LAS 24 HORAS y “LO PRIMERO ES PRIMERO”, que ayuda a sobreponernos a esa rabia, aunque al principio no podíamos ver en qué forma podría eso ayudarnos hasta cuando realmente lo intentamos, y obtuvimos resultados sorprendentemente buenos.
Otro remedio efectivo para la lira es la idea de actuar “como sí”. Decidimos actuar como una persona madura y bien equilibrada.
Y para muchos de nosotros, también tiene mucho valor la orientación profesional de un buen consejero, psiquiatra o sacerdote.
También podemos encontrar una válvula de escape en una acción física sin peligro. El ejercicio ya mencionado, respirar profundamente o un ducha de agua caliente o simplemente sentarnos a gritar en una silla (en privado) han ayudado a aliviar la ira a muchos de nosotros.
La ira puede durarnos algún tiempo en el período inicial de nuestra sobriedad, así como perduran residuos de humo en un recinto cerrado, recordándonos nuestros días de alcoholismo, hasta cuando logremos hacer una limpieza completa de nuestra mente.
(Vivir en Sobriedad)
Si queremos vivir, es necesario liberarnos de la cólera. No va bien con nosotros la impaciencia, ni los excesos mentales y pasionales. Quien es normal puede permitirse estos lujos, pero, para el alcohólico, tales estados de ánimo son veneno.
¿Existe un método mejor? Así lo creemos, pues ahora tenemos otros fundamentos: la confianza en Dios y el abandono a Sus cuidados. Más que fiarnos de nuestro yo limitado, ponemos nuestra confianza en un DIOS infinito. Estamos en el mundo para desempeñar el papel que Él nos asignó. En la medida en que hagamos lo que creamos que El quiere y humildemente dependamos de Él, nos capacitará para enfrentar con serenidad la desgracia.
Comenzamos a aprender lo que son la tolerancia, la paciencia y la buena voluntad hacia nuestros semejantes y también hacia nuestros enemigos, a los que empezamos a ver como seres enfermos. Hicimos la lista de las personas que nuestra conducta había lastimado y estuvimos dispuestos a reparar, si era posible, el daño que les habíamos causado en el pasado.
(Libro Azul, Capitulo V Como Funciona)