Experiencia espiritual de Bill en el Hospital Towns
(Diciembre de 1934)
De repente la habitación se llenó de una luz blanca. Me sumergí en un éxtasis que no hay palabras para describir. Me pareció, con los ojos de mi mente, que yo estaba sobre una montaña y que soplaba un viento, no de aire sino de espíritu. Y luego surgió en mí la idea de yo era un hombre libre. Lentamente el éxtasis se fue desvaneciendo. Yo estaba acostado pero en este momento, durante un tiempo, me sentí en otro mundo, un nuevo mundo de realidad consciente. A mí alrededor y dentro de mí había una maravillosa sensación de Presencia, y pensé para mis adentros: “De manera que éste es el Dios de los predicadores”. Una gran paz me sobrevino y pensé: “No importa lo extraña que parezca esta experiencia, para mí es perfectamente adecuada. Todas las cosos están bien con Dios y con Su mundo”.
Luego, poco a poco, empecé a sentirme atemorizado. Mi educación moderna me despertó para decirle que estaba sufriendo alucinaciones y que lo mejor era llamar al doctor. El Dr. Silkworth me hizo un gran número de preguntas y después me explicó: “No, Bill, usted no está loco. Aquí ha sucedido algún evento básico psicológico o espiritual. He leído acerca de estos fenómenos en los libros. Hay ocasiones en que las experiencias espirituales realmente alivian del alcoholismo a la gente”. Inmediatamente reconfortado empecé a preguntarme qué era lo que me había acontecido.
Casi todos los A.A. tienen experiencias espirituales que transforman totalmente sus actitudes. Ordinariamente, tales ocurrencias son graduales y pueden tener lugar en períodos de meses o aun de años.
Pero casi todas tenían denominadores comunes de dolor, sufrimiento y calamidad. Casi siempre eran necesarias la completa desesperación y la derrota total para lograr que paciente estuviera en situación de recibir dichas experiencias.
Antes de todo esto Ebby había visitado a Bill en el hospital y le había dicho: “Tú admites que estas derrotado. Tratas de ser honrado contigo mismo; hablas de ello con alguien más. Tratas de restituir los daños que hayas causado. Tratas de dar de ti mismo sin avaricias, sin pedir recompensa. Y, rezas al Dios que tu creas que exista, aunque sea en forma experimental” la fórmula fue así de simple y así de misteriosa.
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS
LLEGA A SU MAYORÍA DE EDAD
Una breve historia de A.A.
PAGINA 63 y 64