Soy un alcohólico en recuperación. En
los momentos mas graves de mi alcoholismo negaba tener aprecio por la vida e ignorando
la causa de mí rebeldía consumía cualquier cosa que me sacara de la realidad aun
sabiendo los daños que causaba a mi organismo. A veces esperaba que alguien
intercediera por mí, realizando alguna magia para transformarme en lo que yo
quería ser para curar mis males. Mi mente era incapaz de pensar que estaba hecho como todo ser humano, con facultades para
valerme por mi mismo y ser una persona feliz, me negué siempre ese derecho, los
prejuicios y el miedo me atrapaban casi todos los días.
Decía que amaba a mi madre y hermanos pero mis
actos decían que no. Después tuve una esposa e hijos, pero no los atendí como
debiera porque fui egoísta. Muchos días estuve ingiriendo licor durante el día
y parte de la noche llegando a las puertas de la locura. Con un hogar casi destruido y con un grave
problema físico y mental llegué a un grupo de alcohólicos anónimos con la
esperanza que me aceptaran como un miembro, pensando hacer cualquier cosa por
llenar los requisitos que en ese momento ignoraba. No podía creer como estas
personas me daban una calurosa bienvenida si no me conocían, este fue solo el
comienzo de algo grandioso, tuve que aceptar mi derrota. Ya ha pasado algún
tiempo desde que dejé de beber, mi Poder Superior es quien ahora me da valor a
vivir mi vida, he retomado el camino correcto y siento aprecio por
la vida. (Anónimo)