En su inicio la Fundación Alcohólica
como se le llamó, paso por una desesperada situación financiera, había
necesidad de dinero para poder poner en marcha el movimiento de A.A. por tal
motivo decidieron buscar ayuda. En el Libro Alcohólicos Anónimos Llega a su
Mayoría de Edad, una breve historia de A.A. dice: “Finalmente llegó aquella
histórica noche de diciembre de 1937.
Cenamos juntos y pasamos a la oficina privada del Sr. Rockefeller, La silla que
me correspondió en aquella enorme mesa estaba todavía caliente, y se me explicó
el Sr. Rockefeller había estado sentado en ella hasta poco antes. Esto hizo que
yo sintiera la silla más acogedora; ya nos íbamos acercando a nuestra meta.”
En la reunión organizada por el Sr. Willard Richardson
(encargado de inversiones caritativas de John D. Rockefeller, estuvieron
presentes el Sr. Albert Scott (presidente de la iglesia Riverside), el Sr.
Frank Amos (Publicista, amigo de Richardson) y el Sr. A. LeRoy Chipman (socio
de negocios personales del Sr. Rockefeller). El Dr. Leonard V. Stong Jr. (quien
los había presentado), el Dr. Silkworth, algunos de los alcohólicos de N.Y., el
Dr. Bob, miembros del grupo Akron y por supuesto Bill W.
La reunión la presidió el Sr. Scott, cada uno de los alcohólicos
que estuvo presente narro su propia historia tal como se hace una reunión de
A.A. y a medida que se escucharon las narraciones de la miseria alcohólica y la liberación
obtenida, se pudo ver que causaron una profunda impresión.
El Sr. Scott hizo la pregunta que todavía se escucha en AA
hasta nuestros días: “¿No irá el dinero a estropear todo esto?” Fueron $5,000
los que el Sr. Rockefeller donó para que fueran utilizados por la comunidad según sus
necesidades, pudieron haber sido miles de $ más pero el objeto era salvar la
comunidad de su propia destrucción y de los peligros innecesarios de dinero, la
propiedad y el profesionalismo. De aquí en adelante, los propios miembros de
A.A. solucionaron sus propios problemas, como lo fue la primera publicación del
Libro Alcohólicos Anónimos.